Actividades educativas para niños de Educación Inicial.
viernes, 26 de octubre de 2012
lunes, 24 de septiembre de 2012
SORPRESAS DEL JARDÍN
Tenía
la idea de que convivir con niños de tan poca edad sería algo muy dificil, sin
embargo en el jardín de la escuela Facundo Insfran me encontré con la sorpresa de que era lo
contrario a lo que pensaba, encontré niños con capacidades ya desarrolladas sin
problemas de realizar alguna tarea, de responder a los problemas planteados.
Me
divertí cantando, bailando, jugando con los niños, los mismos realizaron
distintas actividades como ser; dibujar, pintar, transformación de materiales, pequeñas dramatizaciones las cuales les fueron de su interés y les motivaba a realizar con entusiasmo y
alegría sin tener alguna dificultad.
Cabe
resaltar que solo con una niña tuve un inconveniente por llamarlo de alguna
manera porque tenía que estar pendiente
de ella a que realice alguna actividad como ser cepillarse los dientes, pintar,
dibujar, se notaba que era muy
dependiente de algún familiar en especial de la madre la cual le impedía a que
pueda desarrollarse en todas las áreas ya sea cognitiva, emocional, etc.
Pero
aun así tuve una experiencia agradable, emocionante ya que estar con los niños
de tan poca edad requiere de un conocimiento general del mismo que solo se
logra compartiendo en todo momento con el mismo.
Mi práctica docente.
La experiencia
vivida en el jardín de la escuela Facundo Insfrán me fue muy significativa,
porque tuve la posibilidad de convivir con niños de 4 años, ya que solo había
trabajado con niños de 5 años, y teniendo en cuenta las características de los
niños de estas edades, pude darme cuenta de las distintas actividades que podía
realizar con niños más pequeños.
Al convivir
con esos niños me di cuenta que son bastante estimulados en varios aspectos ya
sea en cuanto a la escritura, el lenguaje y en la motricidad. Realizaron varios
trabajos tanto grupales como individuales., en los cuales no se presentaron
ningún inconveniente ya que lo realizaban correctamente, sin ninguna
dificultad.
Dichos trabajos
consistían en realizar sketch, transformación de materiales, cortar y pegar,
pinturas con témperas, colorear, juegos dirigidos entre ellos “El Bingo”,
“Juego de Memoria”, entre otros, los cuales son de gran valor para el
aprendizaje de los niños, ya que los niños aprenden jugando creando y
experimentando.
Fue una
experiencia que me será de gran utilidad para mi formación como futura docente,
ya que el convivir con los niños es lo que me capacita y sobre todo motiva a
seguir en esta profesión.
CANCIONES DIVERTIDAS
“El león de algodón” de Cecilia Kamen:
“El león de algodón duerme en su sillón
El león de papel toca el cascabel
El león de juguete es un meterete
El león de verdad en su jaula está. ¡Grrrr!
“En el corral” de E.S. de Schneider:
“Una gallinita blanca en el corral
Cinco huevitos puso todos igual
Después de algunos días en el corral
Cinco pollitos hubo todos igual”
“Tengo un osito”:
“Tengo un osito muy chiquitito
Come frambuesa
Chin chirimbeza
Come melón
Come melón
Chin chirimbón”
lunes, 10 de septiembre de 2012
CUENTO:
"EL PRÍNCIPE Y EL JUGUETERO"
Había una vez un pequeño príncipe acostumbrado a tener cuanto quería. Tan caprichoso era que no permitía que nadie tuviera un juguete si no lo tenía él primero. Así que cualquier niño que quisiera un juguete nuevo en aquel país, tenía que comprarlo dos veces, para poder entregarle uno al príncipe.
Cierto día llegó a aquel país un misterioso juguetero, capaz de inventar los más maravillosos juguetes. Tanto le gustaron al príncipe sus creaciones, que le invitó a pasar todo un año en el castillo, prometiéndole grandes riquezas a su marcha, si a cambio creaba un juguete nuevo para él cada día. El juguetero sólo puso una condición:
Mis juguetes son especiales, y necesitan que su dueño juegue con ellos - dijo - ¿Podrás dedicar un ratito al día a cada uno?
¡Claro que sí! - respondió impaciente el pequeño príncipe- Lo haré encantado.
Y desde aquel momento el príncipe recibió todas las mañanas un nuevo juguete. Cada día parecía que no podría haber un juguete mejor, y cada día el juguetero entregaba uno que superaba todos los anteriores. El príncipe parecía feliz.
Mis juguetes son especiales, y necesitan que su dueño juegue con ellos - dijo - ¿Podrás dedicar un ratito al día a cada uno?
¡Claro que sí! - respondió impaciente el pequeño príncipe- Lo haré encantado.
Y desde aquel momento el príncipe recibió todas las mañanas un nuevo juguete. Cada día parecía que no podría haber un juguete mejor, y cada día el juguetero entregaba uno que superaba todos los anteriores. El príncipe parecía feliz.
Pero la colección de juguetes iba creciendo, y al cabo de unas semanas, eran demasiados como para poder jugar con todos ellos cada día. Así que un día el príncipe apartó algunos juguetes, pensando que el juguetero no se daría cuenta. Sin embargo, cuando al llegar la noche el niño se disponía a acostarse, los juguetes apartados formaron una fila frente él y uno a uno exigieron su ratito diario de juego. Hasta bien pasada la medianoche, atendidos todos sus juguetes, no pudo el pequeño príncipe irse a dormir.
Al día siguiente, cansado por el esfuerzo, el príncipe durmió hasta muy tarde, pero en las pocas horas que le quedaban al día tuvo que descubrir un nuevo juguete y jugar un ratito con todos los demás. Nuevamente acabó tardísimo, y tan cansado que apenas podía dejar de bostezar.
Al día siguiente, cansado por el esfuerzo, el príncipe durmió hasta muy tarde, pero en las pocas horas que le quedaban al día tuvo que descubrir un nuevo juguete y jugar un ratito con todos los demás. Nuevamente acabó tardísimo, y tan cansado que apenas podía dejar de bostezar.
Desde entonces cada día era aún un poquito peor que el anterior. El mismo tiempo, pero un juguete más. Agotado y adormilado, el príncipe apenas podía disfrutar del juego. Y además, los juguetes estaban cada vez más enfadados y furiosos, pues el ratito que dedicaba a cada uno empezaba a ser ridículo.
En unas semanas ya no tenía tiempo más que para ir de juguete en juguete, comiendo mientras jugaba, hablando mientras jugaba, bañándose mientras jugaba, durmiendo mientras jugaba, cambiando constantemente de juego y juguete, como en una horrible pesadilla. Hasta que desde su ventana pudo ver un par de niños que pasaban el tiempo junto al palacio, entretenidos con una piedra.
En unas semanas ya no tenía tiempo más que para ir de juguete en juguete, comiendo mientras jugaba, hablando mientras jugaba, bañándose mientras jugaba, durmiendo mientras jugaba, cambiando constantemente de juego y juguete, como en una horrible pesadilla. Hasta que desde su ventana pudo ver un par de niños que pasaban el tiempo junto al palacio, entretenidos con una piedra.
Hummm, ¡tengo una idea! - se dijo, y los mandó llamar. Estos se presentaron resignados, preguntándose si les obligaría a entregar su piedra, como tantas veces les había tocado hacer con sus otros juguetes.
Pero no quería la piedra. Sorprendentemente, el príncipe sólo quería que jugaran con él y compartieran sus juguetes. Y al terminar, además, les dejó llevarse aquellos que más les habían gustado.
Aquella idea funcionó. El príncipe pudo divertirse de nuevo teniendo menos juguetes de los que ocuparse y, lo que era aún mejor, nuevos amigos con los que divertirse. Así que desde entonces hizo lo mismo cada día, invitando a más niños al palacio y repartiendo con ellos sus juguetes
Y para cuando el juguetero tuvo que marchar, sus maravillosos 365 juguetes estaban repartidos por todas partes, y el palacio se había convertido en el mayor salón de juegos del reino.
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
http://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/el-principe-y-el-juguetero
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